jueves

Yoshida, Yamamoto... Jobim.




Que delicia estar en youtube, en la mitad del insomnio, con ganas de hacer pipí pero con pereza de pararse al baño, con las luces apagadas, con el televisor apagado, y encontrar algo que en serio vale la pena, y que además es raro. Dos japonesas, guitarra en mano, cantando, en portugués, bossa nova. 
El escenario es una tarima de barrio, con un público que no debe ser de más de veinte o de treinta japoneses, que aplauden uniformemente y que nunca han oído mucha música como la que están a punto de oír (aunque la tradición de jazz en Japón es grande y vieja; recordemos los conciertos en Tokio de Miles Davis y de Chet Baker, por ejemplo). Aparece una japonesa en quimono azul, y empieza a presentarse en lo que parece ser un festival de talento de barrio. Después empieza y, parafraseando y cambiando a Verlaine, todo el resto es música. Pongo, para ustedes, dos videos de dos cantantes japonesas cantando Bossa Nova. El primero es de Keiko Yoshida y el segundo de Noriko Yamamoto (el cual, como verán, ¡es un video grabado con la cámara del computador!) cantando "Avarandado", que es una de las canciones más bonitas del mundo. Ellas siguen esa línea de la genial Lisa Ono, que en portugués ajaponado cantan a Jobim, a Gilberto y a los otros grandes músicos de Brasil. 




Dejo, además, el link a la página Noriko Yamamoto, en donde se pueden oír pedazos de las canciones de su último disco, producido en el 2006, "Bitter sweet": 

lunes

El encanto de las amalgamas.

Javier Limón (productor, entre otros, de Andrés Calamaro, de Buika y de Paco de Lucía) y Fernando Trueba, el primero músico y el segundo director de cine, produjeron en 2002 el disco Lágrimas Negras. Unieron a la voz flamenca más importante de los últimos años, la del Cigala, con las manos benditas del pianista cubano Bebo Valdés, a quien no hace falta presentar. Poner el disco a oscuras, con un tinto o una cocacola, o un cigarrillo, o una cerveza, o un ron si es más arriesgado, o sin nada, arregla el día más malo, y entristece el más feliz. Son ocho canciones las que hacen este disco que justifica el descubrimiento de Colón, y que cuenta con la participación de Javier Colina (grande contrabajista español de jazz y flamenco).


Apague la luz. Ponga su disco. Ya antes, en la tienda de discos, lo abrió y leyó el prólogo del poeta Ángel González y el diario de grabación de Trueba en el que Bebo aparece, como en el disco, "tan guapo y elegante como de costumbre". Siéntese con su cigarrillo en la boca, o con su tinto, en una buena silla o en el piso (si se quiere mejorar cualquier efecto) y deje que empiece a sonar la primera canción: "Vete de mí". Un acorde largo, interrumpido por las notas alegres que salen de las ancianas manos de Bebo. Música de verdad. Pausa.

"Tú, que llenas todo de alegría y juventud
que ves fantasmas en las noches de trasluz,
y oyes el canto perfumado del azul
Vete de mí.
No te detengas a mirar las ramas muertas del rosal
que se marchitan sin dar flor
mira el paisaje del amor
que es la razon para soñar... y amar"


Al parecer, Bebo lloró cuando oyó por primera vez al Cigala cantar esto. Habrá que creer en eso, pues no es raro que en la oscuridad de su rincón, usted también derrame una que otra lágrima (negra, o blanca o azul). Sigue la canción y sigue el disco por otro rato, y se intercalan las notas de un piano que, como ha vivido tanto, todo lo ve con ligereza, y los tonos de una voz que hereda con cada nota todo el dolor de un pueblo y que entrega todo el amor del mundo. ´
Es excepcional esta amalgama de géneros (son, bolero, bossa nova), entre las cuales se encuentran Nieblas del riachuelo (en la que Colina toma el arco), Inolvidable o La bien pagá. 
Les dejo Eu sei que vou te amar. Composición de Tom Jobim y de Vinícius de Moraes. Con el piano de Bebo Valdés, la voz del Cigala, el contrabajo de Javier Colina. En la versión del disco oímos la voz del Caetano Veloso que recita en portugués su Coraçao Vagabundo.
Nótese en el video la mano de Trueba, que hace cine. 


Eu sei que vou te amar + Bebo & Cigala



jueves

Jazz Tonic.

Hace algunos meses el Festival de jazz de Bogotá, del Teatro Libre, trajo a esta fría altiplanicie al trío americano Medeski, Martin & Wood, conocido simplemente como "Medeski". Yo nunca los había oído, y cuando puse el primer disco que compré de ellos, lo quité al momento, porqué me dio susto pensar que había perdido la plata. Como siempre me equivoqué, y la segunda vez que lo puse, por un accidente afortunado a las seis de la mañana (no me había puesto los lentes de contacto y cogí el primer disco de un montón), entendí la música de estos tipos. 



John Medeski (el calvito del centro), Billy Martin (el barbudo), y Chris Wood, son tres músicos que, siguiendo el patrón clásico del trío de jazz (piano, bajo y batería), cambian todo lo que uno conoce, y muestran un nuevo jazz que se fusiona con soul y funk. Se unieron a principios de los noventa e hicieron una primera gira por el sur de Estados Unidos en una camioneta. Después de eso han grabado una docena de discos. En el 2000 grabaron en vivo un disco en el club Tonic, en Nueva York; este disco, llamado, también, Tonic, cuenta con ocho canciones, en las que el grupo vuelve al principio básico, y renuncia a cualquier aparato que sea de conectar a la pared: Medeski toca piano, Martin batería, y Wood contrabajo. No he oído tanto del grupo, como me gustaría, pero de lo que he oído, éste disco es el que mejor los deja. Para quienes no oyen jazz, Medeski no es lo mejor para empezar, pero para los que ya han oído un poco, y les gusta, este disco será un descubrimiento feliz. También hoy hay buen jazz, y no sólo hay que oír el de los cincuentas. No quiero hablar más y les dejo la portada del disco y la obra maestra que es "Hey Joe". 



miércoles

Un perro que duerme en el tapete.

El perro duerme sobre el tapete. Duerme y no sabe de tristezas; duerme y no sabe que cuando caga. es a mí a quien le toca recoger la mierda. Duerme y ronca, y a veces se despierta y me mira a los ojos, como diciéndome algo incomprensible, algo que tiene que ver, tal vez, con otra puerta, con otra salida, con otros ojos. Me ve, y tal vez no piensa nada, porque los perros no piensan. Pero tal vez resuelve el misterio del lenguaje, o del silencio, tal vez él sabe la prueba de Dios. Pero no creo. 
Mira a quién empieza otro (tres, cinco, catorce, veintiuno) blog. Y vuelvo a esta cosa que no se entiende (la de escribir para que nadie lea), a tratar, con afán infructuoso, de hacer obras de arte en diez minutos y en quinientas palabras. Es imposible, ya se, ya lo he dicho (ya otros lo han dicho). 
Así pues, otro comienzo con otra noche; otras palabras que nacen ante mis ojos (que se cierran y se cansan), otras palabras que hace el clic clic de mis dedos, otros arrepentimientos y otras cosas que decir. Pero para quien es libre y cree que no tiene dueño, la intemperie del escarnio público (de la lectura ocasional que dos o tres personas harán de mis entradas),  es sólo un momento necesario antes de cruzar la puerta para entrar en la vía ardua, en la senda estrecha, en la que la lluvia ya no cae, y la sal no sala, en esa calle oscura y de mujeres de pelo en pecho (y hombres que patinan y son enanos, y cargan contrabajos), en esa en la que estoy solo, en la que todos estamos solos.
Aquí un poco de mí, de lo que veo, leo, oigo y escribo, y si no les gusta bien se pueden ir a otras páginas de Internet, a otros bloguesitos, a otros programas de televisión, a otras tantas cosas peores que esto; si lo que quieren son cosas mejores, mejor váyanse antes de que me dé más pena con ustedes; tranquilos niños, que con tinto mediante, nada es tan malo como para parar de llorar. Y si quieren pongan lo que quieran, si quieren voten y si quieren se pueden reír, también; agradezco la distancia, no me pueden echar tomates, y no me pueden escupir.
Pronto volverán a saber de mí, incluso los que no quieren saber ya nada de nada. 
Otrosí: Joao Gilberto y Stan Getz grabaron, en 1963, el disco GETZ/GILBERTO featuring Antonio Carlos Jobim. Yo les dejo, antes de que me vaya a dormir, una pequeña joya de este afortunado dúo, que empieza con la voz de Astrud Gilberto. Recuerda, creo yo, a las versiones de bossa-nova que Miles Davis grabó, con la orquesta de Gil Evans, en 1962. Una canción para la noche más fría del año, que puede ser esta.